Qué será de ti, niña con tablet

A muchas mamás no nos gustan las imágenes de chicos con tablets como esta tuya, María. Queremos que nuestros hijos jueguen con rastis, que se tiren al piso con un dominó. ¿Pero y si es al revés? Vos jugás al Minecraft, Tona. Dudo que en toda mi infancia haya usado el cerebro de la manera como lo hacés vos con ese juego.

Soy un bicho analógico devenido en digital. Tuve trabajos en oficinas, con jefes y marcadas de tarjeta hasta 2011. En el medio naciste vos, Tona, y decidí quedarme en casa y hacerme freelance. Empecé a escribir contenidos para sitios web que no conocía y me pagaban con fondos en tarjetas de crédito de países de Centroamérica. Lo hice unos tres años.

Entretanto surgió un trabajo híbrido que aún conservo en una central termoeléctrica: es analógico, porque interactúo con personas, y a la vez digital, porque lo hago mayormente desde casa, con una computadora y un teléfono.

Pero ahora busco más. Ya les conté, quiero tener independencia económica de papá, hoy no la tengo. Como no se da, hago cursos: hice uno de Marketing Digital y otro de Analítica Web y estoy por empezar uno que se llama, atención, «Curso de Productividad en la Era Digital». Todas son capacitaciones gratuitas avaladas por Google. O sea que desde casa y con el mate al lado puedo entender cómo el rey de los buscadores decide qué contenido vemos primero y por qué.

¿No es maravilloso? Sacando los días que me victimizo por no encontrar el trabajo que quiero, me siento afortunada de saber aprovechar estas posibilidades que da Internet.

Hoy pensaba cómo irán a trabajar ustedes. Qué tipo de conocimientos tendrán cuando sean grandes: si serán buenas con los números, con las letras o con qué. Si competirán con robots o con hombres y en desventaja, como ahora. Si tendrán un grupo de trabajo. Los abuelos me darían un palo en la cabeza si leyeran esto, pero quizá no sea necesario tener compañeros de trabajo. A los ojos pueden mirar a los amigos, a las parejas, a la familia.  Creo, bah. Qué se yo.

Mientras tanto les hablo desde este blog. No sé si la vida digital es buena o mala: es. Algún día van a leer esto en un celular, una tablet o vaya a saber en qué. Quién les dice que dentro de 15 años no pasemos una tarde trabajando o estudiando las tres en una mesa, cada una frente a alguna clase de pantalla, compartiendo un mate.

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