Hola hijas.
Estamos en tiempos de alegría de Facebook. Esto es: una foto, la palabra “feliz” y 12 signos de admiración.
Desconfío de quienes abusan del término. De los que nunca te cuentan una pálida, una chinche. Suelen ser los que suscriben al mandato social de «ser» feliz, lo cual es tan posible como «ser» caballito de mar.
No digo que las redes sociales sean una bazofia y ñañaña. De hecho yo hace poco te pedí a vos, Antonia, que sólo tenés 7 y ni sabés lo que es Facebook, Twitter o Linkedin, que me sacaras una foto con una sonrisa.
Lo que digo es que a la alegría primero hay que identificarla y ponerle un nombre. Pero uno de verdad, no «¡¡¡¡¡¡Feliz!!!!!!».
¿Cómo?
Desde adentro. Cada vez que sienten algo hermoso, aprietan su propio botón Save: el ícono interno. Como dicen en las clases de yoga, llevan la alegría al plano consciente. La graban. Si por ejemplo le dan un abrazo a la persona que quieren, lo dicen por dentro:
—Estoy abrazando a la persona que quiero.
A lo mejor quieren mostrar ese abrazo en las redes o en lo que sea que usan en el futuro -madre mía qué miedo-. Ok, se supone que si leen esto ya son grandes, háganlo. Pero primero reconozcan la emoción y piensen:
—¡Estoy contenta!
Beso grande desde el presente,
Mamá.
Gracias Maru por escribir tan lindo y sentido para las bellas María y Antonia. Son bendecidas al tener una mami así. La foto es el reflejo de lo que es tu hogar; cálido, alegre, con presencia de mami y papi, un nido con bellezas. Las quiero.
¡Pero muchas gracias!