Tengo piojos

Miren el dibujo. Miren bien. Concéntrense en la cabeza de la del medio, que soy yo. ¿No ven algo raro? Me dibujaste con piojos, hija.

Que el colegio está lleno de piojos es sabido. También que algunas madres nos dedicamos con abnegación a sacarlos y que otras, abominables, ellas, mandan a sus hijos con la nuca toda mordida por ftirápteros. Lo que no se dice es que las madres y los padres a veces también tenemos piojos.

20170705_171702.jpgNew-1pcs-Stainless-Steel-Terminator-font-b-Lice-b-font-font-b-Comb-b-font-fontNo confío en los remedios de la farmacia, porque le perdonan la vida a las liendres y están hechos de uña de dragón. Uso vinagre. Compro el envase más grande de Dos Anclas, me lo paso mezclado con agua caliente —el otro día me quemé viva y lloré; posta, lloré— y luego peine, peine y más peine. Termino con mucha crema de enjuague, para no andar por ahí con olor a ensalada de pepino.

Pero si hay algo que disfruto es encontrar un piojo y reventarlo. Ah sí. Puede sonar desagradable, pero reventar un piojo y escuchar el ruido que produce al explotar la cápsula de sangre -la sangre que te chupó- se siente bien. Si les repugna y quieren dejar de leer, adelante, porque lo que sigue es peor:  una foto de un piojo que sacó papá con un microscopio:

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Ahora, que me guste reventar piojos con la uña no significa que disfrute andar piojosa. Me pica, a ver. Además, socialmente es inaceptable. Ser borracho, estar sucio y tener piojos está mal visto. La pensadora contemporánea Yanina Latorre retuiteó una imagen ilustrativa en su apartado «foto marginal»:

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El otro día fui a la peluquería con miedo. Temía que un piojo se echara un paseo por mi frente mientras la peluquera me lavaba la cabeza. No pasó, pero hubiese sido inadmisible.

Porque eso es lo peor, ¿no?: la mirada ajena.

Hace un tiempo una mami de la colonia de verano me dijo delante de otras dos:

—Tu hija tiene piojos, la vi rascarse.

Me reí y devolví con un sincerazo:

—Sí, tiene. Y yo también. Hago lo que puedo. Compro productos, tengo el vinagre al lado del shampoo y dedico más de una hora por día a sacar los piojos de mi hogar católico.

A veces da resultado pararse frente a la mirada ajena y soltar verdad. Qué tanto. El humor ayuda, pero hay mujeres que prefieren defenderse con chinche. Hablo de mujeres porque es el gremio que creo que conozco. Algunas meten sonrisa sarcástica, le sacan pecho a la mirada adversa y chau. A mí no me sale, soy tímida y me da miedo que la gente no me quiera —un diván por acá—. Prefiero hacerme la graciosa, aunque no me salga, y tratar de que se me entienda el punto. Como ahora.

Por eso, hijas, si pueden párense frente a la vergüenza, ya sea por su boletín, sus futuros trabajos, parejas, cuerpos o lo que sea y digan: «Sí, ¿sabés qué? Tengo piojos. Y qué».

Mientras tanto quédense quietas que les paso el peine.

 

 

 

 

 

8 respuestas a «Tengo piojos»

  1. Nunca hubiese imaginado que eras tímida, Maru.

    Qué lindo que escribís. Imagino a a tus nenas ya grandes, todas unas mujeres disfrutando este blog. Y a vos viejita!

    Te felicito una vez más, y te envidio un poco, a veces quisiera ser menos amigo de los números y un poco más de las letras.

    Un beso!

    Martín

  2. Me encantó!!! y me identifique mucho con la timidez solapada con humoradas! que en mi caso vienen acompañadas de cachetes colorados!!! y tengo mas de treinta… un papelón!! jajaja

  3. Un día –Emilia iba a primer grado– me llamó la mamá de una compañerita. Con respeto y buena onda me contó que mi nena le hacía bullying a la suya con el tema piojos. Le decía piojosa todo el tiempo, a viva voz, y como si fuera poco invitaba al resto a alejarse de ella por piojosa. Naaaaa fue una de las grandes decepciones que me hizo sentir mi hija. (yo eso jamas) Las cosas que le he dicho…!!!! «Justo vos venís a decirle piojosa a una compañera, cuando lo tuyo son hormigas, más que piojos?». Mala gente, eso es lo que sos, le dije.Tenés una ciudad de piojos en la cabeza y le hacés bullying a una compañera, sos lo peor. Estuvo mucho tiempo en capilla. Al día siguiente le llevó un chocolate y le pidió perdón. Hoy tiene 12 y se los saca solos, pero cada día tiene más. Dedicate a escribir Maru, por Dios te lo pido. Coincido con «Anónimo».

    1. Hola Ceci: qué anécdota. Dos comentarios:
      1. Me imagino la locura que te agarró. De las peores cosas que nos pueden hacer nuestras hijas. Un poco fuerte lo de «mala gente», pero en tu lugar capaz que hubiese dicho algo peor. Igual se ve que entendió enseguida, pobre Emi. Si es un amor.
      2. No sé en qué lugar está el hecho de te haya llamado la madre. Si arriba o abajo del bullying en sí. Está en lo del afuera, en lo de la mirada ajena. Pero si hay alguien que se la banca, sos vos.
      Beso grande y gracias por pasar.

  4. Creo que fui la más piojosa del secundario, me acuerdo que «se me caían en el escritorio». Que detalle desagradable, perdón.
    Creo que te habré contagiado más de 1000 millones de piojos en nuestra adolescencia.
    Ne traumó mucho siempre porque no se me ibam y me condicionaba en todo, cada vez que hablaba con alguien sentía como me caminaban y me perseguía pensando que la otra persona me los estaba viendo.
    Luego de muchoa añis sin piojos, que le agradezco a los claritoa por eso, cuando dejé de teñirme el pelo y volví a ser natural, por allá en Costa Rica y a un día de cumplir mis 30 años, apatecieron de nuevo, me largué a llorar fuerte, me pedó el bajón de los 30 y piojosa … Pero al rato me olvidé cuando me encontré tocándome el cuero cabelludo desesperada buscando más piojos paa apretar entre mis uñas!!! Que placer dan aplastarlosssssa!!!!
    Y debo confesar que también meyerse un piojo en lanuña y no dejarlo salir (una especie de secuestro morboso) también da muchísimo placer.
    Cmabio y fuera, demasiada confesión por acá, no sea cosa qe «la mirada ajena» me ataque.
    Te quiero siempre amiguita

    1. Pili: qué gracioso. Todo. Eramos piojosas las dos. En todo caso nos retroalimentábamos. Que se te cayeran los piojos arriba del escritorio a los 18 años no me parece tan grave como que se te caiga uno arriba de la tablet a los 37. En lo que sí superás a cualquiera ampliamente es en lo de atrapar un piojo en la uña. Eso demuestra que estás completamente loca, lo cual no me llama en absoluto la atención. Te quiero.

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